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jueves, 17 de marzo de 2016

Camino del Alto Sil 2016

Ya solo quedan 3 días para la disputa mi carrera favorita de la temporada y los nervios empiezan a hacer acto de presencia.  Han pasado casi dos meses y medio desde mi última carrera y el pensamiento que me invade es curiosamente lo relativo que puede ser el  tiempo. Aún siendo una dimensión teóricamente mensurable y objetiva,  algunas veces pasa lentamente y otras veces literalmente vuela.  Cuando pasaban los días y las semanas y seguía completamente parado, el tiempo se me hacía eterno y sin embargo a medida que se acercaba la prueba y mi aquiles seguía inflamado como una morcilla de Burgos, el tiempo se me escapaba entre los dedos.
Finalmente, tras muchas sesiones de fisío y gracias a la inestimable ayuda de mi "mecánico" de confianza, estaré en la salida de tan especial prueba. Muchos son los corredores  que sabedores de mi devoción por esta prueba me han preguntado a lo largo de estos últimos meses porqué es tan especial la carrera de montaña del Alto Sil y lo cierto es que carezco de una razón objetiva y racional que me permita explicarlo. Lo cierto es que la única explicación que encuentro es completamente subjetiva y para ilustrarla debo de retrotraerme cinco ediciones atrás. Corría el año 2012 y era mi primera participación en la prueba. Llegando a la cumbre del Alto se La Campona,  en completa soledad, envuelto en una niebla persistente y avanzando sobre una superficie completamente nevada, al fondo apareció  un arco de meta hinchable en medio de la más absoluta nada y sentí esa extraña sensación de equilibrio que tan difícil es de alcanzar en la vida.


En medio de un esfuerzo titánico, estábamos solos la montaña y yo, podía escuchar mi propia respiración y era capaz de sentir cada latido de mi corazón. Por un momento los problemas de la vida diaria encojen hasta hacerse insignificantes, es una sensación de paz interior muy difícil de explicar, una sensación de que ese pequeño reducto de naturaleza es tu refugio y que por una vez todas las piezas encajan y el mundo parece un lugar mejor. Ese día decidí que a mi lo que me gustaba era correr por montaña y desde entonces vuelvo una y otra vez al mismo lugar en busca de esas mismas sensaciones que tan complicadas son de  encontrar.


Así que quizás la mejor respuesta que pueda dar a esta pregunta es la misma que Saladino le da al lider  de los cruzados Balián de Íbelin tras la batalla final por la toma de Jerusalén en "El Reino de los cielos"
- ¿Cuanto vale Jerusalén?
- Nada.... TODO

Para alguien escasamente romanizado y extremadamente poco religioso como yo, estas montañas son mi Jerusalén personal y esta carrera es mi cruzada particular.

Alea Iacta est.  Mucha suerte a todos los que vais a participar. Nos vemos en Santa Cruz del Sil


2 comentarios:

  1. suerte RUben, esperamos tu cronica de la carrera

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    1. Muchas gracias Luis Ángel,

      Actualmente tengo la crónica en el horno y espero poder tenerla disponible la próxima semana.

      Un saludo

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