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viernes, 11 de julio de 2014

La Batallona de Somiedo 2014

Es curioso como el destino mueve sus hilos para dirigir de manera imperceptible nuestro devenir. Si no fuese así,  difícilmente podría explicar el como y el porque acabé corriendo este año La Batallona de Somiedo

Para empezar, la inscripción me tocó de manera gratuita 3 meses atrás en el Trail de La Biosfera, precisamente la prueba en la que  cansado de acabar todas las carreras convertido en zombi de The Walking Dead,  decidí parar completamente y no volver a competir más  hasta tener un nivel físico minimamente aceptable. Y en esas estaba,  tras más de 2 meses y medio de descanso absoluto, donde las zapatillas de montaña ya no es que tuviesen polvo, sino que casi habían desaparecido ocultas por las telarañas del zapatero donde estaban escondidas, con un sobrepeso más propio de un león marino en época de abundancia que de un deportista y sin la más mínima intención de competir, cuando la casualidad quiso que apenas una semana antes de la prueba me encontrase con el gran Salvador Calvo (capitán del equipo leonés en la prueba), para mi el mejor corredor de montaña de la historia de León y un autentico señor en todos los aspectos. Salva es una de esas personas que no necesitan hablar mucho para convencer y yo soy uno de esos inconscientes que no necesitan escuchar mucho para dejarse convencer, así que supongo que se juntaron el hambre y las ganas de comer, en cualquier caso si el gran capitán de pide que vayas ¿quien eres tu para decirle que no? y así se fraguó mi vinculo con La Batallona.

¿Más casualidades? cuando de joven practicaba atletismo, las temporadas solían comenzar   con una concentración en altura en el mes de septiembre y  la última de dichas concentraciones tuvo lugar  en Saliencia, precisamente el pueblo asturiano más cercano al Alto de la Farrapona. No recuerdo el año exacto, pero si recuerdo con nitidez que no había vuelta a correr en suelo asturiano desde el año 1999, por lo tanto llevaba algo más de quince años sin competir en mi tierra  y una vez más  los hados han querido que vuelva a arrancar casi en el mismo punto donde lo había dejado.

Y así comienza esta descabellada e inverosímil historia,  con 4 sesiones de entrenamiento a pie (28 km de CACOS entrenados) y 2 sesiones de 1 hora en bici (48 km acumulados),  nuestro insensato  protagonista se planta en el Alto de La Farrapona.  La misma locura de siempre en diferente escenario.

Camino de la salida me detengo en  Pola de Somiedo para recoger  la camiseta y el dorsal. El  cielo está tan oscuro y el día tan desapacible,  que si no llega a ser porque no veo ningún orco cerca, podría pensar que la carrera tendrá lugar  en el mismísimo Mordor. Y es que los asturianos juegan en casa y han decidido partir con ventaja, así que han encargado al departamento de atrezzo unas condiciones meteorologías  tipicamente asturianas.

Salida de La Batallona de Somiedo 2014
Llegamos al Alto de La Farrapona unos 45 minutos antes de la hora de salida. Las condiciones son  12º C de temperatura, lluvía fina  y niebla densa. Llega la hora de tomar la salida y con mi caraja de costumbre, me pierdo una de las partes más emotivas de la prueba: los himnos de Asturias y León,  por encontrarme absorto con temas relacionados con el mundo de la "moda runeril",  que si llevo  o no MP3, que si corro con GPS o con reloj normal y por último si voy con o sin chubasquero, ahora me lo quito y voy a la salida, ahora me arrepiento y busco al chofer como un loco para que me abra de nuevo el autobús.

Si tu único objetivo en una prueba es acabar, lo mejor es salir en la última posición y así no te puedes picar absolutamente con nadie, es más, como mi peor enemigo suele ser el corredor escoba, me había preparado en secreto con un entrenamiento innovador: varios viajes  en el tren de la bruja para practicar como robarle la escoba sin que se enterase (si el corredor escoba eres tú ¿quien te va a descalificar?), pero desafortunadamente la organización se había enterado de mis intenciones y como son gente muy profesional decidieron sustituir al corredor escoba por 3 jinetes a caballo.

Los  3 "corredores escoba"
 Dan la salida y como estaba previsto salgo en última posición. Por delante lanzo  unas 500 "liebres" de rojo y azul cuya misión es marcarme el camino para completar los 22 km de la prueba. El tramo inicial de la prueba  es muy sencillo y discurre por una amplia pista descendente. Objetivo de partida: gastar las mínimas energías  y guardar piernas a nivel muscular por  el mayor tiempo posible. 

Primer kilómetro de la prueba

Al al paso por el lago de la Mina, completo el primer kilómetro en última posición  y con el estratosférico tiempo de 7':01" (un tiempo al alcance de muy pocos corredores), puede parecer sencillo, pero hay que ser muy, muy lento para correr tan despacio cuesta abajo. Comenzamos el ascenso a a la Vega de Cerveriz, momento que aprovecho para adelantar a mis 2 primeros rivales, y eso que mi ritmo no es precisamente endiablado y para muestra al paso por el km 2 llevo 17':10".Corono el alto y tenemos una pequeña bajada hasta alcanzar la amplia majada de Cerveriz


La niebla es espesa y limita la visión, lo que impide disfrutar del maravilloso entorno. Sigo poco a poco avanzando,  a ratos trotando muy suavemente ya ratos (la mayor parte del tiempo)  andando, cruzándome con vacas que pastan tranquilamente. Paso por el primer avituallamiento y enfilo la Vega de Camayor, cuando de repente y a escasos 15-20 metros me encuentro con un pedazo de toro impresionante, que me mira desafiante y me lanza un potente bramido. ¡Será cabrón el morlaco! Acaban de pasar por delante de sus narices  unos 500 corredores y no les  dice ni mú, y me ve pasar a mi y se pone me pone "chulín", claro que hay que ponerse en su pellejo, pasa el hecho de que pasen corriendo por sus dominios 500 humanos locos en pantalón de deporte, pero que le dispute sus dominios un "bisonte" y encima que vaya vestido de rojo para provocar, ya son palabras mayores. Finalmente nos cruzamos una mirada desafiante y cada uno sigue su camino. A estas alturas descubro porque siempre recomiendan probar el material antes de una carrera, mi supuesto chubasquero resulta ser únicamente una chaqueta cortavientos (a juzgar por el hecho de que de cada 3 gotas que caen, 2 traspasan el tejido), completamente empapado me lo quito  apenas 500 metros antes de coronar este segundo tramo  y empezar  el tramo técnico de descenso en dirección al  lago del Valle.

Tramo inicial de descenso hacia el lago del Valle
 Comienzo el descenso por las Divisas.  Con total seguridad voy entre los 20 últimos del pelotón, lo que me ocasiona  2 serios  problemas: primero que el sendero por el que ya han transitado más de 450 corredores es un autentico  barrizal y segundo que delante llevo a  muchos corredores sin experiencia y sin el material adecuado, algunos es la primera carrera que corren en montaña, otros van con zapatillas de carretera y van muy despacio y con muchisima precaución (en algunos casos  me atrevería a decir que hasta con miedo). La consecuencia es que  vas a remolque de una interminable fila de corredores, y te ves  forzado a bajar andando a un ritmo muy lento e  incluso tienes que detenerte completamente cada poco.


Por lo  poco que he podido probar y  aunque hay mucho barro, el terreno no es excesivamente técnico y  no percibo riesgo en la bajada. Se ve que hoy he acertado en la elección de neumáticos y que las pezuñas que me he puesto van de miedo por este terreno. Las sensaciones son buenas y tengo "mono" de correr, así que arriesgando un poco y saliendo de sendero por el que discurre la gente,  consigo ir adelantando no sin dificultad a unos cuantos corredores, de hecho hasta escucho comentar a algún rival ¡A donde vas jabalí! (es verídico como la vida misma)

 Poco a poco voy perdiendo altura entre la niebla.  Cada vez que consigo sobrepasar a un grupo de corredores ,  tengo unos 100 metros de margen hasta el siguiente y voy con la sensación de tener un par de velocidades más que mis contrincantes.  A pesar del  barro, las zapatillas me agarran bien y bajo con mucha confianza,  probablemente porque voy física y mentalmente muy fresco y porque después de haber disputado la carrera de montaña del  Alto Sil los 3 últimos años, el barro empieza a ser un elemento que me resulta extrañamente familiar.

Tramo técnico de bajada hacia el lago del Valle
Llegando al km 8, se acaba el tramo técnico. Llevo tanto barro en cada zapatilla,  que es como si me hubiesen colgado unos grilletes de los tobillos.  Apenas un km más abajo y por sorpresa, llegamos  al avituallamiento del Lago del Valle. Queda un mundo a meta y voy con mucha incertidumbre (y porque no decirlo, algo de miedo) respecto  al rendimiento que me darán  los cuadriceps de aquí a meta, pero las sensaciones hasta le momento son muy buenas, será culpa de la lluvia o será por el hecho de correr en casa, pero lo cierto es que  estoy disfrutando mucho de la prueba.

Arranco por lo alto de muro del lago para evitar el barrizal de la pista y en seguida entramos en la zona de pistas. Son pistas y senderos sin ninguna dificultad técnica y con pendiente descendente no demasiado pronunciada. Me limito a alargar zancada, a aprovechar la propia inercia del movimiento y a poner mi peso al servicio de la gravedad, lo demás es pura física. Veo a mucho corredor con excesiva prudencia o quizá con falta de pericia, no lo sé, pero lo cierto es que tengo la extraña sensación de tener mucha más velocidad punta que mis rivales. Acostumbrado conducir un Marussia, hoy me veo al volante de un Red Bull y es una experiencia nueva para mi, pero voy adelantando constantemente  a un montón de corredores.  

Aproximadamente en el km 11, la lluvia vuelve a arreciar con más fuerza y tengo miedo a que se me estropeé el Garmin con tanta agua, así que me quito el reloj con GPS y lo guardo en el bolso trasero del pantalón. A partir de este momento  me limito  a correr por sensaciones como en los viejos tiempos. Voy completamente "a ciegas",  desconozco a que ritmo voy,  cuantas pulsaciones llevo, ni cuantos km quedan a meta,  solamente me limito a escuchar lo que el cuerpo me pide  y a disfrutar como hacia muchos años que no lo hacía. A recrearme  con esos pequeños detalles que no siempre valoramos, con el olor a hierba y tierra húmeda, con la sensación de sentir la lluvia resbalandote por la cara y tener que correr con los ojos medio entornados, con la sensación de correr sin limites, los km van pasando y sigo pasando corredores y más corredores y cuantos más corredores supero más me crezco,  y eso que soy  incapaz de correr de continuo y cualquier tramo llano o el más mínimo tramo ascendente me sirve para pararme y caminar unos 100-200 metros, calculo que cada no mas de 700-800 metros,   lo que sucede es que cada vez que arranco voy mucho más deprisa que mis rivales, 

Tramo de bajada, donde se aprecia el barro

Algunos tramos de pista acumulan barro por encima del tobillo, pero en lugar de tratar de esquivarlos o buscar trazadas más cómodas, hoy si que bajo por el medio y galopando como un auténtico bisonte. A unos 7 km de meta me encuentro con el avituallamiento del Valle del Lago, entiendo que es le último y quedan unos 7 km a meta, pero en esta ocasión apenas me detengo. Creo que como si de un sapo se tratase, me he venido hidratando por los poros los 15 km previos. Como carezco totalmente de referencias decido contar cuantos corredores soy capaz de pasar hasta meta, con el fin de mantener un cierto pulso competitivo y tratando de aportar el mejor resultado posible para mi equipo.

El terreno es muy sencillo y muy cómodo para correr, sigue habiendo tramos de barro, pero los atravieso sin problemas y llegando a meta me vuelvo a poner el reloj para tener referencias, me marca km 18,5 así que teóricamente me quedan unos 3,5 km aprox a meta.  Miro el reloj y alucino porque veo ritmos de entre 3':35" y 3´:45" (no son ritmos reales por km porque los tramos que hago andando me bajan la media por encima de 4 min/km), pero que gozada. Hoy  las piernas responden, el motor ruge (organicamente voy muy bien) y la cabeza empuja como nunca. A falta de unos 2,5 km salimos de senda y entramos en asfalto y paradojicamente en vez de ir mejor, por primera vez en esta carrera lo paso mal. Es como si me hubiera quedado atrapado en un campo magnético, las piernas me empiezan a doler y tengo la sensación de ir más despacio, pero probablemente es solo una sensación consecuencia de correr sobre una superficie más dura, porque sigo adelantando gente, otro tramo de sendero para volar y entramos en el último km, otro tramo de asfalto, un sendero final y a galopar  por las calles de Pola de Somiedo, finalmente y  habiendo adelantado a 69 corredores (ni uno más ni uno menos en este último tramo). Entro en meta con la inexplicable sensación de que si la carrera durará 2 o 3 km más no pasaría nada y que podría haber corrido más rápido

A 100 metros de la meta

En meta alcanzo el puesto 270 de la general (sobre 480 corredores en meta, 486 en la salida y 624 inscritos) con un tiempo de 2h:32':14"  a 1h:01':28" del ganador que fue Martín Alvarez Espinar con un tiempo de 1h:30':46"
Entrando en meta
En la entrega de trofeos, se desborda la alegría cuando anuncian que León ha ganado su primera Batallona. Para mi ha sido un tremendo orgullo haber formado parte de el equipo que ha obtenido  este primer título (estoy seguro que no será el último)

Una representación de los 300 espartanos de León


Lo que he vivido hoy es difícilmente explicable, ha sido una inyección de moral y un chute de adrenalina. tremendo. Hasta hoy, acostumbrado a realizar más del 50% del recorrido andando en todas las pruebas que diputaba en montaña, el hecho de considerarme corredor de montaña era una frivolidad (a duras penas paso  de senderista "acelerado"), pero hoy si me he sentido corredor. Venía únicamente con la finalidad de acabar la prueba como buenamente pudiera y al final he conseguido adelantar a 216 corredores (la gran mayoría en los 15 km finales). Esta carrera se va a convertir en un fijo en mi calendario y el año que viene volveré, Para mi que tengo doble nacionalidad es muy difícil elegir equipo porque tengo el corazón partido, por lo que entiendo que la más justo es correr alternativamente cada año con un equipo, así que  si Dios quiere, el próximo año correré de azul y defendiendo a lo astures del norte (los leoneses son los astures del sur).

En meta con Virtxo Roca del grupo  #deportistasEII , haciendo honor a nuestro lema:"No hay quien nos pare". Paradójico ver un asturiano y una vasca defendiendo con orgullo los colores de León.




Próxima parada: Carrera de montaña Villalfeide-Polvoreda


Nos vemos corriendo