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martes, 12 de junio de 2012

Travesía de los Montes Aquilianos 2012


En esta ocasión me toca escribir la crónica 10 días después de la disputa de la prueba, pero la obligaciones profesionales y personales no me han dado tregua hasta este momento.

Comenzaré la crónica por el final, agradeciendo a todos y cada uno de los miembros de la organización la fantástica labor que han realizado. No se trata solamente de la parte objetiva, es decir, la adecuada distribución y la alta calidad de los avituallamientos, si no de la parte subjetiva: el esmero, la simpatía, las ganas de ayudar y de animar siempre y con total disponibilidad hacia todos los corredores, por parte de todos y cada uno de los voluntarios, lo que hace que sea  muy difícil encontrar escusas para no repetir  esta prueba el año próximo. Vaya desde aquí mi más sincera gratitud a la organización y sus miembros.

Y sin más dilación entramos en harina. Si el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, entonces Cañi y yo debemos ser los parientes actualmente vivos más próximos del "eslabón perdido" de la evolución,  porque somos capaces de repetir el mismo error todas las veces que sea necesario. El sábado y pese a estar alojados en un hotel a unos 150 metros de la línea de salida, decidimos dejarlo todo solucionado antes del comienzo de la prueba, por lo que a las 5:45 de la mañana, bajamos a recepción, pagamos el hotel, llevamos las maletas al coche y cuando llegamos a la salida ya hacia unos 2 minutos que había comenzado la prueba, si a esto le sumamos que nada más pasar por debajo de  la pancarta nos detuvimos por espacio de otros 2-3  minutos, para estirar bien los calcetines, apretar bien los cordones de los zapatillas, comprobar que portábamos todo el material en la mochila y ajustar esta correctamente, el resultado es que salimos unos 4-5  minutos tarde......el único consuelo que nos queda es que en la vida siempre hay gente más despistada que tú, porque cuando pensábamos que seriamos los últimos de Filipinas, nos encontramos con otros 2 corredores que venían en dirección contrario buscando la linea de salida.

Una vez superados los avatares iniciales comenzamos a correr. A los 500 metros empezamos a encontrarnos con los andarines, y dado que íbamos al final de un pelotón con unos 550-600 participantes, gastamos muchas fuerzas buscando huecos para adelantar por donde buenamente podíamos. En caliente no te das cuenta del esfuerzo que esta labor conlleva, pero a lo largo de la prueba el cuerpo se encarga de recordártelo. Seguimos carrera sin mayores contratiempos hasta alcanzar  el primer avituallamiento en Villanueva de la valdueza  (km 10,8 aprox). 

Saliendo del primer avituallamiento en compañía de Cañi
A partir de ese momento  comienza la parte de ascensión del recorrido, y continuamos a buen ritmo y adelantando gente hasta el segundo avituallamiento en el pueblo de Montes de la Valdueza. llegando a ese punto kilométrico (20,8) en apox 2h:50' constaté que no iba  excesivamente cómodo en carrera,  así que decidí  tomármelo con muchísima calma. Aproveché para comer y beber abundantemente,  me cambié la equipación entera, cambie los calcetines y protegí los pies con vaselina y protectores anti-ampollas  puesto que me estaban empezando a rozar las zapatillas de montaña y me quede estirando por espacio de más de 10 minutos. A mi compañero de aventuras Cañi le mandé tirar para delante, porque ayer le vi mucho más cómodo que yo. En total permanecí en el avituallamiento por espacio de unos 20 minutos y finalmente arranque en compañía  de la gente del León Corre en dirección al recorrido B (recorrido corto). Al poco tiempo tiré para delante y ya hice en solitario la mayor parte del recorrido restante. 

Panorámica de los Montes Aquilianos
Los siguientes 10 km, fueron el momento crítico de la prueba para mi, con amagos de calambre en los gemelos, con la perspectiva  de tener todavía más de 25 km por delante , por momentos llegué a pensar que esta vez no sería capaz de llegar a meta, pero como al monte no me iban a venir a buscar, seguimos avanzando como buenamente se pudo (caminado casi la totalidad del tramo, a pesar de ser un tramo favorable para poder correr).



Vista del avituallamiento de Ferradillo, con las estribaciones de los Montes Aquilianos al fondo
Llegué a Ferradillo (km 30) con tiempo para reposar con calma una vez más  y con la idea de que la peor parte de la prueba ya estaba superada, puesto que en el descenso y el llano los gemelos sufren mucho menos.

Avituallamiento de Ferradillo

Y tras un paréntesis de unos 8-10 minutos, comenzamos los últimos kilómetros de la prueba. Tras superar un tramo llano de pradería donde me cruce con un rebaño de vacas que no hicieron ni el mas mínimo ademan de apartarse a mi paso, y que más bien debieron pensar algo así como que hace este cafre de rayas corriendo por estos lares y perturbando nuestra humilde existencia, comencé un tramo inicial  de bajada, que resultó ser el único tramo técnico de toda la prueba. Tras este descenso inicial, continué la bajada durante unos 8 km adicionales  pero por  pistas mucho más cómodas para correr. Al final de la bajada se llega al último avituallamiento en el pueblo de Rimor y allí me encontré con Cañi, con el que sinceramente ya no esperaba encontrarme más, y con Arienza del León Corre. 

Tras parar, hidratarnos adecuadamente y estirar una vez más, arrancamos el ultimo tramo de la prueba de unos 8 km y ya casi completamente llanos. Estamos  hechos un cromo los dos, Cañi tiene  el tobillo dolorido por un mal apoyo en la bajada y yo tengo  las piernas como 2 palos de escoba. Salimos de Rimor  andando y al rato decidimos con bastante esfuerzo comenzar a trotar de manera muy suave y sorprendentemente voy recuperando poco a poco sensaciones en las piernas (como si mis piernas fueran neumáticos de un Formula 1 que han superado un par de vueltas malas con blistering), así que decido apretar  hasta meta..

Sendero final en las proximidades de Ponferrada y que discurre paralelo  al rio Boeza
Finalmente y tras atravesar un precioso sendero entre robles por  el margen derecho del rio Boeza, llegamos a Ponferrada, subimos una empinada cuesta por detrás del Castillo templario y entramos en meta  con un tiempo de  6h:13':56" a 2h:11'40" del ganador que fue Luis Angel Alvarez Garcia con un tiempo de  4h:02':16", alcanzando el puesto 78 de la general (sobre 299 corredores en meta).

Mi compañero de aventuras Cañi, llego apenas unos minutos detrás mía, entrando en meta  acompañado de su hijo. Impresionante la cara de satisfacción de ambos cuando cruzaban la pancarta de meta. Momentos como ese  hacen especial este deporte y cubren con creces el esfuerzo que hay que realizar.

Destacar el carrerón de Javi Yeti que acabo la prueba larga (61km) en algo menos de 9 horas y 30 minutos, demostrando que esta hecho un autentico titán de la montaña y que se encuentra en muy buena condición física para completar la Travesera en próximas fechas..

La satisfacción por completar los 47 km de la prueba corta (en realidad fueron unos 46,5 aprox.) es enorme. Como dato anecdótico  comentar  que el tiempo real durante el cual estuve en movimiento (bien fuera corriendo  o andando) fue de 5h:28', con los cual por el camino me deje 46 minutos, entre llegar tarde a la salida y las múltiples y largas paradas en los avituallamientos, por lo que creo que sigo teniendo un cierto  margen de mejora en estas pruebas. No obstante, no debo dejar pasar por alto el hecho de que  muscularmente acabé la prueba muy tocado, por lo que a día de hoy esta prueba esta en el límite real de mis posibilidades físicas.

Sin ningún genero de dudas volveré el año que viene a Ponferrada, pero para disputar la prueba larga. Y ahora a descansar completamente por espacio de un mes, que ya habrá tiempo de pensar en metas mayores a partir de Septiembre.

Perfil del recorrido B (47 km)